jueves, 17 de julio de 2008

FRANCISCO


Francisco
era hermoso, era sincero
duende de palabras
capataz de la inocencia.

Recogía prisa
del corral de las mañanas
pero un día y por orden
de una piedra malhablada
al corral de las mañanas
un candado se le puso.

Las flores a su paso
se inclinaron escupiendo
pétalos
lindezas...
que bañaron su camino.

Aspiró esas frases flacas
y desvió por otra vía
sin apuro, sin furor
hermoso, envidiable
dueño de franca risa.

Mordido fue vencido
en sus orejas desbordadas
se colgaban los insultos.

Transitó la hipocresía
degollando su inocencia
atrás dejó su amor expuesto
a palabras más que feas.

El duende y capataz
murió triste
y no inocente murió feo
sin la prisa que asistiera
a pasar veloz sobre las flores
con maldades poco claras
de la piedra malhablada
embarrada en la miseria.


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